Durante los últimos años, ha sido estudiada ampliamente la relación entre la práctica deportiva regular y una mejora del sistema inmunológico. El running o carrera a pie mejora y estimula nuestras defensas y ayuda a protegernos de resfriados y catarros.
Desgraciadamente, esto no quiere decir que los corredores estemos exentos de sufrir estas enfermedades sino que podemos contraerlas como cualquier otra persona.
Las ganas de seguir una preparación para nuestra próxima carrera o el miedo a perder el estado de forma actual hace que, muchas veces, queramos correr riesgos innecesarios. Sentimos alguna molestia pero nos resistimos a abandonar el entrenamiento que teníamos planificado para este día.
La realidad es que, ante cualquier dolencia, es siempre preferible ser conservador y cauto. Si estás en medio de una preparación específica, no te preocupes, no hay que obsesionarse con el plan. Quizás lo mejor es que te tomes un día o dos de descanso hasta que los síntomas remitan totalmente. La perdida del estado de forma no es tan rápida y lo más probable que una pequeña parada no afecte para nada a tu rendimiento a medio y largo plazo.
Ahora bien no todos los casos son iguales, la gravedad de los síntomas es la que nos indicará si podemos salir a correr con seguridad o si, por el contrario, es más aconsejable quedarse en casa para evitar males mayores.
Tengo síntomas leves, ¿puedo salir a correr?
Es ampliamente aceptada la «regla del cuello» para determinar si somos aptos para correr. Esta guía indica que si los síntomas se sitúan del cuello para arriba probablemente podamos seguir con nuestros entrenos.
Es decir, síntomas típicos del catarro o de un constipado como mucosidad, estornudos o dolor de garganta son, en muchos casos, compatibles con el ejercicio físico.
También hay que tener en cuenta que las afectaciones sean siempre de carácter leve y no estén acompañadas de fiebre o de mucho cansancio.
Otro factor tener en cuenta es la meteorología. Correr con lluvia o con mucho frío, puede ser arriesgado debido a la alta humedad.
En esta situaciones, practicar running incluso puede llegar a ser beneficioso. La carrera ayuda a liberar de mucosidad las vías respiratorias, podemos decir que tiene un efecto descongestionante. Por eso, es habitual que deportistas experimenten una mejoraría en sus síntomas tras una sesión ligera de entrenamiento.
¿Cuándo no debemos salir a correr?
Siguiendo la regla anterior, no es aconsejable correr si tus dolencias se sitúan por debajo del cuello o tienes o algunos de estos síntomas:
- Fiebre
- Tos
- Congestión en el pecho
- Dolores musculares
- Nauseas o vómitos
- Cansancio
Salir a correr con cualquiera de estas afectaciones puede empeorar el cuadro clínico y lo que era algo leve convertirse en una enfermedad mucho más seria, como sinusitis o neumonía.
Además, nos estamos arriesgando a alargar considerablemente el periodo de recuperación, lo que haría que finalmente estemos aún más tiempo sin volver a nuestro estado de forma óptimo.
¿De qué manera tenemos que correr cuando estamos resfriados?
Ahora que ya tenemos más o menos claro cuando podemos salir a correr, vamos a dar una pequeñas pautas sobre cómo podemos afrontar estos entrenamientos.
Lo primero de todo es ser muy conservador y a la mínima señal de alarma interrumpir el entreno. Una sensación de cansancio mayor de la habitual, pulsaciones elevadas, malestar generalizado o nauseas nos indicarían que lo más sensato es parar y emprender el camino de regreso a casa.
La estrategia más aconsejable es correr en progresión, empezando muy suave y añadiendo intensidad a medida que vemos que estamos en buenas condiciones. Aún así, no deberíamos alcanzar el nivel de exigencia de los días normales. En estos entrenos se trata de mantener el nivel de forma, no de obtener mejorías.
Los ritmos a los que rodar cuando estamos resfriados deberían ser más suaves y las distancias más cortas.
Por último, si corremos con frío mejor hacerlo un poco más abrigados de lo normal, con especial atención a cubrirse las partes más sensibles como el cuello y nariz.
Consejos para una recuperación rápida
Si por desgracia te encuentras enfermo, es seguro que querrás volver a la acción lo antes posible. A continuación, te dejamos algunos consejos para que puedas calzarte las zapatillas lo antes posible.
- Beber muchos líquidos: Una ingesta mayor de líquidos (agua, zumos, infusiones, caldos) es clave para eliminar la mucosidad acumulada en las vías respiratorias, facilitar la expulsión del virus y mantenerse hidratado.
- Descansar mucho: El cuerpo necesita descanso para sanarse completamente de la infección. Tratar de dormir al menos 8 horas y no hacer muchos esfuerzos ayudará a la mejoría.
- Añade humedad al aire: Los humidificadores pueden aliviar las molestias derivadas del catarro y otras infecciones respiratorias.
- Sonarse la nariz con frecuencia: La acumulación de secreciones en las vías altas puede provocar complicaciones como rinitis o sinusitis. Además, hay que sonarse de manera correcta, sin tapar los dos orificios nasales a la vez sino que bloqueando primero uno de las fosas y después la otra.
- Usar una solución salina: Un aerosol o gotas nasales puede ser un remedio eficaz para aliviar la clásica congestión nasal de catarros y constipados.
- Abrigarse: Las bajas temperaturas debilitan las defensas del cuerpo. Si nos encontramos en época invernal debemos abrigarnos adecuadamente para no estar excesivamente expuestos al frío y la humedad.
Consejos para protegerse frente a resfriados
Los corredores debemos estar especialmente atentos a no caer en el sobreentrenamiento. Su aparición puede provocar un estado de agotamiento en el que estamos más propensos a contraer gripes y catarros.
La higiene de manos sigue siendo la primera barrera de prevención frente a todo tipo de infección provocada por virus o bacterias. Lavar las manos con frecuencia se ha hecho especialmente notorio en estos últimos meses, tras la aparición del covid-19.
Igualmente, es conveniente incidir en la importancia del descanso. Como hemos comentado anteriormente, dormir de 7 a 8 horas es fundamental para mantener un sistema inmunológico fuerte.
Para terminar, pondremos el foco sobre un enemigo invisible de la salud, la mala alimentación. Somos lo que comemos y por eso es primordial llevar una dieta sana que incluya una buena ingesta de alimentos saludables. Nuestra cesta de la compra debería incluir una gran proporción de frutas y verduras, fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes.
Y tú, ¿utilizas otra estrategia cuando estas resfriado?, ¿tienes algún truco para correr con catarro? ¡Déjanos tus comentarios!
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